El miércoles por la mañana, Israel y Hezbolá acordaron un alto el fuego que entró en vigor a las primeras horas. Este acuerdo, negociado por Estados Unidos y Francia, busca poner fin a más de un año de combates que han dejado miles de muertos y desplazados en ambos lados de la frontera.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, destacó que este alto el fuego permitirá a Israel concentrarse en otras amenazas regionales, como las tensiones con Irán y el conflicto en Gaza. Netanyahu agradeció al presidente estadounidense, Joe Biden, por su implicación en la negociación del acuerdo.

El acuerdo incluye un plazo para el desarme del sur del Líbano y la creación de un organismo internacional de supervisión. Además, Israel se compromete a no llevar a cabo ofensivas militares en el Líbano durante este periodo, siempre y cuando Hezbolá cumpla con los términos del acuerdo.

La tregua ha sido recibida con cautela por la comunidad internacional. El primer ministro libanés, Nayib Mikati, calificó el acuerdo como un paso fundamental hacia la estabilidad regional, aunque advirtió que la situación sigue siendo frágil.

A pesar del alto el fuego, las tensiones persisten. Hezbolá ha lanzado drones contra objetivos militares en Tel Aviv en respuesta a los recientes bombardeos israelíes en Beirut. La comunidad internacional sigue de cerca el desarrollo de los acontecimientos, esperando que este alto el fuego sea el primer paso hacia una paz duradera.